Se podría decir que mi vida ha girado siempre alrededor de las Artes Marciales. Tener en casa a un referente como es la figura de tu padre, hace que más que sentir estos deportes como una actividad extraescolar, se conviertan en tu día a día. He tenido la suerte de nacer y crecer en una familia que ama estos deportes, que valora el trabajo y la disciplina que ello conlleva, y que han apoyado cada decisión que en mi trayectoria marcial se ha presentado.
Empecé desde muy pequeñita, con tan sólo 4 años asistí a mi primera clase de Kárate, el monitor de mi hermano mayor amaba (y en la actualidad lo sigue demostrando) estos deportes.
Desde ese momento, comenzó mi andadura por todo este mundo, clases en los pueblos más cercanos, hacer que mi familia se recorriera kilómetros con tal de buscar mi progreso y el seguir avanzando en lo que era mi pasión.
Todo esta locura llegó al punto en el que mi padre volvió a retomar sus clases, con tal de ver a su hija crecer y avanzar en lo que más le gustaba. Volvió a practicar esa actividad que por factores como son la familia, el trabajo, su día de día, habían hecho que lo quedara apartado durante años.
Mis primeros pasos, practiqué Kárate Shotokan aunque mi gusanillo no se apagaba. Recibí clases de Judo, hice talleres de verano de Defensa Personal, participé en cursos de maestros conocidos, y todo ello con la compañía de mi maestro, mi padre Fermín Durán. Compartí momentos, experiencias, con miles de compañeros, pero lo que de verdad aprendí fue que muchos de esos maestros, hoy en día mi admiración por ellos hace que los considere como verdaderos amigos. Es ahí, cuando te das cuenta que todo lo que necesitas, es ser feliz con las personas que te hacen crecer.
Poco a poco, llegó el momento en el que no podía seguir con mis clases, mis estudios avanzaban y los horarios no eran compatibles. Toca tomar la decisión de dejar a un lado mis clases de Artes Marciales por mi formación académica.
Mi locura por el deporte no acaba, seguí en el mismo mundo, me gradué como Técnico Deportivo, seguí avanzando en distintos campos, pero siempre vinculada a mi mundo, el deporte.
Cuando tenía la edad de siete años mis padres nos inscribieron a mis hermanos y a mí en las clases de Judo (Camino de la suavidad) que empezaron a impartir en el colegio Salesianos al que íbamos. Nuestro profesor fue Hipólito Rodríguez. Además de esas clases asistía con frecuencia a las que daba en su gimnasio Los Dragones. Al cabo de los cinco años dejó de dar clases en este centro educativo y busqué algún dojo donde poder continuar practicando algún Arte Marcial.
Comencé entonces a practicar Karate do (Camino de la mano vacía) en el dojo Shotokan de Badajoz. Domingo Martínez fue nuestro profesor. Fue él quien introdujo el Karate do en Extremadura impartiendo clases también en Cáceres. Bajo su dirección se formaron los que ahora son los karatekas más veteranos de este arte en Extremadura, algunos de ellos con muchos años ya de docencia a sus espaldas, como Pedro Martín, Emilio Puig, Jesús Iñesta, Enrique Morales, Diego Calamonte, José Sanabria, Pablo Sánchez, Antonio Rodríguez, Francisco Comerón …
En 1992 me trasladé al Puerto de Santa María. Allí seguí con el Karate do bajo las enseñanzas del Maestro Manuel Carrillo en su dojo Bassai, situado justo detrás de la iglesia Mayor Prioral en el centro histórico de la ciudad gaditana. En su dojo practiqué también Aikido (Camino de la unión del espíritu).
En 1998 volví a Badajoz y me convertí en alumno del Maestro Pedro Martín, primero en el Centro Seiza, y años más tarde en Kenshinkan dojo.
En la actualidad trabajo de lo que me hace feliz, ejerzo como técnico en un gimnasio de mi ciudad, sigo formándome, además de prepararme mis oposiciones, para que algún día pueda cumplir mi sueño de formar parte del cuerpo de Instrucción Militar.
Sigo practicando Defensa Personal, y volví a entrenar con la primera persona que me enseñó a estar en un tatami.
Pertenezco al grupo del Método SIGMA, del Maestro Alberto Sosa, y mi meta está en seguir creciendo, seguir aprendiendo y en un futuro poder enseñar todo lo que aprendí de las personas que más me han hecho crecer.
— Sobre el autor
— Francisco Javier Rodríguez Román, Madrid, 1967.
— Coordinador Nacional de Defensa Personal y utilización correcta de medios coercitivos en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
— Pertenece al Registro de Expertos de la Comunidad Europea, dentro del área de Seguridad.
— Más de 40 años de experiencia en la práctica de Artes Marciales.
— Creador de D.I.P. Defensa Integral Penitenciaria. Creador del Método DIP.
— Cinturón Negro 8º Dan en Defensa Personal Policial-Método DIP por la W.E.L.C.A.M. de EE.UU. C. N. 7º Dan en D.I.P. por la F.I.D.P.
— Director del Departamento Defensa Integral Penitenciaria en la Federación Madrileña de Lucha. Maestro D.I.P.
— Vicepresidente 1º en Federación Internacional de Defensa Personal.
— Instructor de Defensa Personal acreditado por la Dirección General de la Policía.
— Premiado con el Gold Teaching y el Gold Academic por la Confederación Mundial de Artes Marciales y Defensa Personal, W.E.L.C.A.M., de EE.UU.
— Fue Instructor de Defensa Personal en la Brigada Paracaidista.
— Instructor de Defensa Personal para el Instituto de la Mujer de Extremadura y Casa de la Mujer de Badajoz.
— Experto en Técnicas de Contención Física para Plena Inclusión Extremadura.
— Instructor de Defensa Personal y experto en Contención Física para el Centro de Profesores y Recursos de Badajoz.
— Autor del video Técnicas preventivas de contención física, del DVD Cuídate mientras cuidas, publicado por SEMFEX en 2013.
— Autor del libro Método DIP de Defensa Personal: 300 Técnicas de Defensa Personal aplicada y de artículos técnicos sobre el Método DIP en la Revista de Artes Marciales Asiáticas de la Universidad de León y en la editorial Via Media Publishing de Estados Unidos.
— Coach de Defensa Personal y Artes Marciales para la película El País del Miedo, Sala Tragaluz Producciones. Seleccionada entre otros en los Festivales de Málaga, Alicante, Valladolid, Montpellier, Green Bay Film Fest, Montreal, New York y para los premios Goya.